Interioridad. Domingo 09 de agosto de 2020.
Por Herlinda Gamboa. Voz Julitze Maryurel.
Unas vacaciones distintas
Mirar este tiempo con ojos nuevos. El descanso, que no es lujo y sí oportunidad de abrir ventanas cerradas mucho tiempo y dejar libres tantas posibilidades prisioneras. El descanso, que limpia nuestros ojos para ver lo de cada día: la calle, las gentes, la vida; que recrea las energías agotadas. El descanso, «noche sosegada…, música callada, soledad sonora»; anuncio en el corazón de la venida de Dios.
Aprender a descansar en las manos de Dios. Estar con Él y rezar, contemplar, amar en la distancia, eso es descanso profundo. No permitir que nos rompan por dentro los problemas, ni las prisas, ni la cruz. La confianza nos ayuda a vivir unificados, serenos.
Entender que la vida no es una carrera por hacer cosas y más cosas, sino dejarse hacer y aceptar la Divina voluntad «Hágase», decía María de Nazareth cada día, y crecía dentro el gozo y la paz. Le pedimos a Ella:
Enséñanos a descansar, estar serenos, ver la oportunidad de aprovechar más la vida, estar con nosotros y con los demás, jugar y reír, no hacer nada y descubrir lo esencial que se escapa a menudo a nuestra mirada posesiva. Ayúdanos a encontrar y cultivar el descanso en Dios, el que recrea de noche nuestra fuente.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.