Una Palabra Oportuna No. 1874

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Espiritualidad. Viernes 01 de julio de 2022.

Por Antonio Pérez Esclarín.

Seamos la sal y la luz para servir

Los cristianos estamos llamados a ser “la sal y la luz de la tierra”. Sal para poner sabor verdadero a la vida y luz para iluminar los caminos y avanzar con pasos firmes en la construcción del reino. La grandeza de la sal reside en su humildad, ella sirve para que los alimentos puedan manifestar todo su sabor. Pero sólo se nota si sobra o si falta. Si la sal busca sobresalir daña los alimentos, y si no se entrega lo suficiente, los deja desabridos. Así debemos actuar nosotros, darnos no para hacernos notar, sino para que los demás desarrollen sus potencialidades.

La luz sirve para encontrar el camino, para no perderse, para recuperar la seguridad. Los cristianos estamos llamados a ser luz, a iluminar caminos, a devolver seguridades, a quitar miedos, hacer que brote la vida en todo su esplendor. Debemos ser como la vela, que da su vida para hacer luz. La vela es consciente de que ella por sí sola no vale nada, necesita prenderse en otra llama y su misión no es impresionar o brillar ella, sino iluminar las oscuridades de la vida.

Así debemos ser nosotros, nos prendemos en la luz de Jesús y nos gastamos para iluminar las vidas con su luz. Se trata de alumbrar no de deslumbrar. La sal y la luz sólo sirven para servir, lo mismo que nosotros.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.