“Felices los que trabajan por la paz porque serán reconocidos como hijos de Dios” Mt 5, 1-16

Así reza una de las bienaventuranzas, y todos en Fe y Alegría tenemos que trabajar por la paz, pues nuestro horizonte es la sociedad justa y fraterna, y en los momentos que está viviendo Venezuela, la educación en y para la paz es aún más necesaria.

Es verdad que ya estamos casi listos para salir de unas merecidas vacaciones, pero esta coyuntura inestable y difícil, no será una situación de unas semanas, aunque es lo deseable por el bien de todos.

Ayudémonos con los “consejos” de algunos líderes de la no violencia como modo de proceder, y líderes en salidas pacíficas, además, por supuesto, de Jesús, que nos dio los mandamientos de su ley divina, que hablan de cómo comportarnos: amar al prójimo como a ti mismo, no mentir, no matar… respetar pues, proteger la vida, ser luz y sal de la tierra, o sea iluminar y alimentar a otros con este amor.

Mencionemos a Gandhi, promotor de la no-violencia, entre algunas de sus frases célebres y sabias: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. Él siempre insistió en que la violencia siempre trae más violencia, para nada la engrandecía, al contrario: “la violencia es el miedo a los ideales de los demás”. ¿Qué tal? Igualmente estaba en contra de la venganza como reacción a la violencia: “Ojo por ojo y terminaremos todos ciegos”. También subrayó la importancia de la coherencia, sintetizada en esa frase: “mi vida es mi mensaje”.

Me gusta afirmar que, si nos comportamos como el que criticamos, somos iguales, por eso nada de violencia en las protestas, nada de insultar al que piensa distinto, podemos opinar distinto y expresar nuestra opinión, pero sin descalificar. Y vean este otro pensamiento de Gandhi, quien liderizó la independencia de la India sin disparar un tiro: “Cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos, cuida tus acciones porque se convertirán en tus hábitos, cuida tus hábitos porque se convertirán en tu destino”. 

Así que palabras, acciones, hábitos a cuidar, pensar antes de actuar. También dijo Gandhi: “no basta hablar de la paz, hay que creer en ella”.

Recordemos a otro gran líder de las salidas pacíficas: Nelson Mandela, quien estuvo 27 años privado de libertad por un gobierno de minoría blanca solo por defender los derechos de esa mayoría negra de su país. Salió de la cárcel y no buscó vengarse de sus victimarios. “La venganza es mala consejera”, decía.

Seguimos con Mandela, quien cambió su verbo encendido de su infancia por uno que buscaba el entendimiento, el diálogo: “La paz no es simplemente ausencia de conflicto; la paz es la creación de entornos en los que todos podamos prosperar independientemente de la raza, el color, el credo, la religión, el sexo, la clase, o cualquier otra característica social que nos distinga”.

O sea, habla de oportunidades de desarrollo para todos, habla de inclusión. Y también Mandela dijo que para tener una cultura de paz se necesita la educación basada en el respeto a la dignidad y los derechos de todas las personas, la resolución pacífica de conflictos, la solidaridad y la cooperación de todos.

Como verán, hay similitudes, y consejos sabios para nosotros los venezolanos hoy: salidas pacíficas para los conflictos. También inclusión, dignidad, educación, coherencia, rechazo a la venganza y a todo tipo de violencia.

Terminemos diciendo que la paz necesaria hoy en esta coyuntura venezolana tiene 5 p: plan –nada a lo loco ni acciones aisladas -, prudencia, participación, paciencia y perseverancia.

Hablamos de una paz activa.

Luisa Pernalete pertenece al Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín de Fe y Alegría Venezuela.

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