Este 2024 estamos teniendo muchas elecciones alrededor del mundo y todavía faltan realizar varias. Es todo un récord en el que un poco más de la población mundial se ha visto y está involucrada en algún proceso comicial, sea para elegir presidente, parlamentarios o gobiernos locales.

Esta confluencia de elecciones nos ha permitido ir monitoreando de cerca los comportamientos de la opinión pública en pleno desarrollo de la era digital que ha llegado, no sólo para permanecer por largo tiempo, sino también, para provocar impactos profundos en el relacionamiento entre líderes y poblaciones en un marco político.

Uno de los primeros impactos que ha causado en el ejercicio de la política es, sin duda, la necesidad de cambiar narrativas tradicionales por formatos más cortos y expresivos que tengan cabida en los públicos actuales. Estamos viendo alrededor del planeta el surgimiento de una nueva clase de “líderes” que interpretan fielmente los principios de la era digital y rápidamente conectan con la opinión pública, aprovechando las multiplataformas comunicacionales que ofrece la tecnología actual.

Nuevo fenómeno

Adicionalmente, un nuevo fenómeno ha hecho aparición con mucha fuerza: la hiperpersonalización de la política.

Históricamente, el carisma ha tenido enormes impactos en la popularidad de los líderes; no obstante, a la par, este debía tener un soporte partidista importante para garantizar la viabilidad electoral de sus ofertas. Ahora, vemos con asombro como surgen por doquier, nuevos líderes que no tienen ningún partido sólido o tradicional y sin embargo, reúnen apoyos masivos en poco tiempo, convirtiéndose en alternativas que en muchos casos, son exitosas.

La era digital, sin duda, está socavando el ejercicio de la política tradicional, restando un peso importante al factor maquinaria electoral. Esto implica una reingeniería del liderazgo político que pasa por una adaptación a los nuevos esquemas comunicacionales que están demandando las poblaciones alrededor del mundo inmersas en la internet global. Quienes no logren adaptarse muy probablemente, como está ocurriendo en muchos lugares, serán desplazados paulatinamente.

Los llamados “influencers” están teniendo cada vez más impactos en los movimientos de opinión pública. En la medida en que estos adquieran conciencia del nivel de influencia que ejercen en las poblaciones, tendremos un incremento del peso de determinación en los procesos electorales e inclusive, veremos inundados los parlamentos y gobiernos de muchos de ellos por estos personajes de la era digital.

La espontaneidad crece

En la medida que la “espontaneidad” vaya creciendo y restándole proporción de poder a las maquinarias partidistas, tendremos movimientos de opinión pública cada vez más sorprendentes.

En esta era digital aquellas célebres afirmaciones de Marshall McLuhan que quizás pocos entendían en los años 60, hoy están plenamente vigentes y comprendidas. Las transformaciones tecnológicas que están apareciendo todos los días enfocadas en el mundo de la comunicación global, están despertando enormes secretos en las facetas de la opinión pública.

Por lo tanto, el ejercicio de la política está teniendo y tendrá cambios insospechados hasta hace poco. Esto refuerza la tesis de acelerar las lecturas correctas de los perfiles ciudadanos de esta era que ya comienza a ser muy diferente a las del pasado, incluso, reciente.

La opinión pública guarda muchos secretos que deben ser auscultados por líderes más humanos y cercanos en la actualidad. Las focalizaciones narrativas y la puesta en escena ha de ser lo más natural posible y con muchas características personales en juego, de lo contrario, corre el riesgo de ir desapareciendo en los apegos públicos.

Piero Trepiccione es politólogo y coordinador del Centro Gumilla en el estado Lara | @polis360

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