Por Mariana Pérez Guerra | Universidad Católica Andrés Bello

Los teólogos y profesores de la UCAB, Néstor Briceño y Manuel Teixeira, reflexionan sobre el significado espiritual y el impacto en la feligresía católica que tiene la próxima canonización del médico trujillano y la religiosa caraqueña.

“Febrero y marzo de 2025 son meses llamados a ser recordados por la feligresía venezolana”, señaló el sacerdote Néstor Briceño, director del Postgrado de Teología de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), al recordar que en estas fechas el papa Francisco aprobó las canonizaciones de dos beatos nacidos en Venezuela: el Dr. José Gregorio Hernández, conocido como el “médico de los pobres”, y la Madre Carmen Rendiles, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús.

A propósito de esta noticia histórica para el país, el padre Briceño y el decano de Teología de la UCAB, el también sacerdote Manuel Teixeira, compartieron algunas reflexiones sobre el camino a los altares de estas figuras y el significado que tienen para el país.

José Gregorio Hernández: un largo camino a la canonización

Según Manuel Teixeira, sacerdote dehoniano, director general del Instituto de Teología para Religiosos (ITER) y decano de la Facultad de Teología de la UCAB, el proceso de canonización del médico y científico trujillano José Gregorio Hernández (1864-1919), que se extendió por más de 70 años, fue un camino “complejo”.

El sacerdote aseguró que, inicialmente, la Iglesia institucional no veía con claridad cómo un médico laico podía ser un modelo de santidad, considerando que no encajaba en el perfil tradicional.

“La Iglesia institucional no concebía cómo un médico, alguien que debió haber llegado a ser cura, pero su salud no lo permitió, podía ser considerado como un modelo de santidad. Se pensaba mucho que su fracaso hacia la vida religiosa (intentó ser sacerdote y no lo logró) era significado de que Dios lo había rechazado para llegar a la santidad”, afirmó Teixeira.

Según el profesor, otra de las razones que pudo retrasar la llegada de José Gregorio Hernández a los altares fue la supuesta vinculación de su figura con actos de magia negra o brujería. Sin embargo, dijo que estas prácticas no deben confundirse con los “modos de expresión de fe” del pueblo que “nada tienen que ver con hechicería”.

El teólogo está convencido de que hubo un cambio de paradigma dentro de la Iglesia, reconociendo que un laico también podía alcanzar la santidad. La institución eclesial, incluyendo clérigos y obispos, comenzó a considerar seriamente el caso y, finalmente, el Vaticano decidió estudiar formalmente los milagros que contaron con su intercesión y que culminaron con la beatificación, en 2021, y el posterior anuncio de su canonización, el pasado 25 de febrero.

“Se dieron cuenta de que José Gregorio Hernández no era solo un modelo para los trujillanos o los caraqueños, sino que era un modelo de vida para una cantidad de gente que, fuera de Venezuela, también le tenía gran devoción”, aseveró Teixeira.

Más allá de esto, el clérigo considera que el valor del médico de los pobres” es que fue “un hombre normal”, que hizo de su vida y su trabajo herramientas para servir a Dios y al prójimo. 

“Las personas son santas, no porque la Iglesia diga que son santas o no; las personas son santas porque vivieron una vida de santidad. Es bien sabido que el doctor no solo disfrutaba del estudio, sino también de la música, el baile y el estudio de la filosofía. José Gregorio era un hombre de su época, normal, o sea, no era un hombre beato, piadoso, en el sentido de que vivía encapillado, encerrado en la iglesia, sino que él vio su vida y su trabajo como un modo de oración”, enfatizó.

Madre Carmen Rendiles: vida consagrada al servicio

Carmen Rendiles (1903-1977) nació en Caracas y es reconocida por su espíritu de superación y dedicación a la evangelización y a la educación. 

En 1927, a los 24 años de edad, ingresó en la congregación Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, una institución de origen francés para entonces recién llegada a Venezuela, cuyas religiosas “no vestían hábito para colmarle los deseos de humildad y pobreza. Ahí la esperó el Señor, le mostró claro el camino”, se lee en la biografía disponible en una página en su honor.

“Desempeñó su vida religiosa con la naturalidad, el liderazgo y la caridad que se le conoció desde pequeña”, agrega el sitio web.

En la orden religiosa, Rendiles ejerció varios roles, comenzando como maestra de novicias, hasta convertirse en superiora. Bajo su dirección se fundaron varios colegios en Táchira, Mérida y Caracas.

Luego de que la congregación fue transformada en un instituto secular, en 1965 la monja fundó la orden Siervas de Jesús de Venezuela con el apoyo del cardenal José Humberto Quintero. Allí prosiguió su servicio a la Iglesia y puso en funcionamiento más instituciones educativas.

Su beatificación ocurrió en 2018, luego de un primer milagro atribuido a su intercesión. El pasado 31 de marzo, el papa Francisco aprobó el segundo milagro, gracias a lo cual se convertirá en la primera santa venezolana.

Una religiosa de fe y convicciones profundas

Según el padre Néstor Briceño, director de los programas de postgrado de Teología de la UCAB, esta canonización es un “regalo del papa Francisco para Venezuela”.

Destacó que, si bien es menos conocida que José Gregorio Hernández, Rendiles posee características importantes que marcaron su camino espiritual, comenzando por su limitación corporal.

“Madre del Carmen nace sin un brazo, es decir, con una discapacidad física”, señaló Briceño, enfatizando la relevancia de este hecho en un contexto histórico donde las congregaciones valoraban la perfección física como un requisito para la admisión. De hecho, Rendiles recorrió varios conventos antes de ser aceptada como novicia.

“Esto se debía a una visión tradicional que asociaba la salud física con la santidad y la capacidad para cumplir con las exigencias de la vida religiosa”, aseguró el sacerdote.

“La congregación quería ser un espacio de mujeres que tienen votos, que no usan hábito y que viven en el mundo. Pero la Madre Carmen dice: ‘Esa no es nuestra función, ser religiosa es mi mundo, nuestro carisma es fundacional’. Es así como ella es capaz de entrar en un proceso de discernimiento buscando esa verdad. El Señor nos regala una hermana que realmente vive una obediencia que va más allá de la obediencia humana, una obediencia divina”, afirmó.

El profesor explicó que, pese a las dificultades de admisión, la Madre Carmen sobresalió por su fuerza intelectual y espiritual.

Otro dato relevante, según Briceño, fue su firmeza, al oponerse a la transformación de la congregación en la que ingresó en un instituto secular, defendiendo el carisma fundacional de la vida religiosa.

El sacerdote también hizo énfasis en que la Madre Carmen Rendiles no solo representa a la mujer venezolana, que sirve con atención a los detalles y excelencia gerencial, sino también a la religiosa consagrada que renuncia a todo por evangelizar.

“Madre Carmen creció en un ambiente católico, en una familia que rezaba todos los días, que rezaba el rosario. La Madre Carmen conoció una fe vívida y eso configuró su espiritualidad. Es decir, ella se relacionaba con los demás desde esa fe, tenía una relación con Dios, igualmente de esa fe, llevándola a aceptar su propia naturaleza. No estaba inconforme porque le faltaba un brazo, se aceptó a sí misma como mujer y se entregó a Dios”, dijo.

Dos figuras para inspirar y unificar a los venezolanos

En un contexto nacional polarizado, José Gregorio Hernández emerge como símbolo unificador. Así lo cree el sacerdote Manuel Teixeira, para quien la figura del médico trasciende creencias e ideologías, ya que es “igualmente querido por científicos, católicos, evangélicos e incluso personas alejadas de la religión”.

Partiendo de esto, invitó a los venezolanos a dejar de lado las barreras de pensamiento y acercarse a la imagen del galeno trujillano para construir un espacio común donde “todos podamos cultivar para el bien de la sociedad”.

Por su parte, el padre Néstor Briceño reflexionó sobre el impacto que las recientes canonizaciones pudieran tener en la juventud venezolana.

Según un estudio del Centro Gumilla, titulado Sociografía Religiosa. La religiosidad de los venezolanos, existe un alto porcentaje de creyentes católicos y evangélicos entre las personas mayores de 34 años, mientras que un grupo significativo de jóvenes menores de 34 años se identifica como sin religión”.

Aunque Briceño sostiene que contar con dos santos venezolanos, como José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, contribuye a fortalecer la fe de muchos católicos, reconoce que estas dos figuras, por sí solas, no son suficientes para renovar la cercanía de las nuevas generaciones a la religión.

Agregó que, en este momento, es crucial para la Iglesia “volver a los valores fundamentales” y comunicar con claridad, presentando a Jesucristo como el centro de la fe y acogiendo a los jóvenes.

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