Aislamiento y trauma: las heridas invisibles de la violencia contra la mujer

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Aislamiento, trauma y baja autoestima: las heridas invisibles de la violencia contra la mujer
Foto referencial

El 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, una fecha para resaltar los logros sociales, económicos, culturales y politicos de las mujeres. Además, es un día de protesta y reivindicaciónen el que se denuncia la discriminación y la violencia que sufren las mujeres en todo el mundo.

Las Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

La psicóloga y activista para la prevención del suicidio, Anyiseth Sequera, afirmó que cuando una mujer es víctima de un escenario de violencia de género, su vida se trastoca y esto genera un deterioro en la salud mental. Detalló que esto incluye problemas como la baja autoestima, la falta de autovalía y la autocompasión, así como el aislamiento social y, en algunos casos, la ideación suicida.

“Los traumas comunes que suelen ser evidentes en una persona que ha sido víctima de violencia se puede contemplar lo que sería el trastorno de estrés postraumático, trastorno de ansiedad, trastorno de depresión, conducta suicida, entre otros”, agregó.

La psicóloga señaló que la violencia contra la mujer, generalmente, no surge de repente, sino que se manifiesta de manera progresiva a través de señales como actitudes agresivas en una discusión, gritos, palabras ofensivas y gestos de violencia física contra objetos cercanos, lo que puede llevar a las víctimas a silenciarse por miedo a situaciones mayores.

Señales de alarma en casos de violencia contra la mujer

Más allá de las heridas físicas que pueda sufrir una víctima de violencia, también se encuentran las heridas emocionales y los cambios de conducta, siendo el aislamiento uno de los más comunes.

“El aislamiento suele ser una de las conductas propias, porque la persona, a raíz de que está golpeada, prefiere no salir, evidentemente, para evitar el señalamiento, entonces se aísla mientras que esta tormenta pasa; se aísla para evitar que el agresor cometa actos de violencia. También está la pérdida de comunicación con redes de apoyo y la visualización de la autoestima, porque también va desde la verbalización, el cómo la persona se identifica a sí misma. Si hay estas narrativas de minusvalía, de no reconocimiento, de no sentirse que pertenece, de que físicamente no se siente agraciada, que espiritualmente no conecte, que solamente vea una vida en violencia, y en lo que incluso puede presentar todo lo que es el marco de pensamientos e ideación suicida”, explicó Sequera, quien también es licenciada en Comunicación Social.

Anyiseth Sequera, psicóloga y activista para la prevención del suicidio

En cuanto a la persona que ejerce el maltrato, la especialista apuntó que ese comportamiento puede deberse a situaciones que vivió en su infancia que formaron su sistema de creencias y referencias. A esto se le suma la falta de gestión emocional, conflictos internos no resueltos y el uso de sustancias como el alcohol que pueden agravar este comportamiento. Sin embargo, resaltó que nada de esto justifica la conducta violenta.

“Si vemos que una persona desde niño vivió violencia, normaliza la violencia, la probabilidad que cometa violencia en un futuro también es alta. Una persona que no sepa comunicarse, que no sepa lo que es el respeto, que no sepa lo que es el amor, que no sepa los valores y la moral, puede ejercer violencia”, manifestó.

El significado del amor

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, alrededor de una de cada tres mujeres en las Américas ha sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.

Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud señala que la violencia de pareja es la forma más común de violencia contra la mujer.

Para la psicóloga Anyiseth Sequera, la percepción del amor que tengan las mujeres las puede llevar a soportar situaciones abusivas si no se establecen límites claros.

“Se nos ha hecho creer por muchos años que el amor todo lo debe soportar y realmente es un término que hay que cuestionarlo, porque el amor evidentemente tiene que ser grande, pero empezando por nosotras mismas para saber qué podemos permitir, cuáles son nuestros límites. Cuando una persona no tiene límites claros, cuando está desdibujada, cuando ve este condicionamiento y ve este patrón de ‘te agredo – me arrepiento, te agredo – me arrepiento‘, pasa a entender que esto es lo que está sucediendo y que va a ser difícil salir de esta situación”, refirió.

Red de apoyo

Sequera destacó que la asistencia psicológica y el apoyo social son cruciales para romper el ciclo de violencia y ayudar a las víctimas a reconocer sus derechos y límites. La empatía y la escucha activa de los familiares y amigos son fundamentales para ayudar a la persona a sanar.

“Mi recomendación hacia las familias, las amistades, las redes de apoyo que rodean a una persona que sea víctima de violencia, es el hecho de acompañar, de sostener sin juzgar, sin esta parte de ‘¿Por qué no sales de allí? ¿Por qué no lo dejas y ya?‘. Todo esto es un proceso, por eso es que es importantísimo que estas personas también sugieran de una forma amable la asistencia psicológica, escuchar de manera asertiva. A veces un abrazo dice más que otras palabras. Entonces, la empatía es fundamental para las personas que transitan un escenario de violencia porque es suficiente con el sufrimiento que hay en sí mismo y en su realidad como para recibir señalizaciones de las personas queridas”, mencionó la especialista.

Puntualizó que reconstruirse tras ser víctima de violencia implica reconocer y aceptar la experiencia de haber sido violentada, así como el deseo de erradicar esa violencia de la vida.

Resaltó lo importante que es para las víctimas hablar y compartir su situación con profesionales de la salud mental, instituciones legales y personas de confianza, a pesar del dolor y la vergüenza que pueda sentir.

“Es importante dejarnos sostener, es importante acudir a nuestras personas de confianza, a los entes responsables en estas situaciones, a los especialistas de salud mental. Es el hecho de reconocer que existe una vida sin violencia, que existe una vida más allá de este escenario, que sí es viable (…) Hablar te puede salvar; recurrir a los seres queridos que te apoyen, te puede salvar. La historia puede ser distinta si logras contarla a tiempo”, sostuvo Sequera.

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