Alicia tiene 8 años de edad y describe a su papá como un hombre amable, respetuoso, bueno, que le quería. Relató que en las conversaciones telefónicas que sostenía con él antes de ser deportado, él le manifestaba que le quería y le extrañaba.
Al igual que el resto de su familia, Alicia espera que su papá sea liberado.
Alirio Guillermo Belloso Fuenmayor, quien tiene 30 años de edad, es oriundo del estado Zulia en el occidente venezolano, el menor de siete hermanos, tres hembras y cuatro varones, fue deportado a El Salvador.
Alirio además es padre de Alicia, de quien se hizo cargo desde los dos años de edad, con el apoyo de su madre, Yajaira Fuenmayor. Luego, se casó con Nohemí Briceño, de quien se despidió hace aproximadamente año y medio con el propósito de conseguir los recursos que le permitieran darles una mejor vida.
Yaribet Belloso Fuenmayor, una de las hermanas de Alirio Guillermo, aseguró a Radio Fe y Alegría Noticias que su hermano cuando viajó a los Estados Unidos tenía en mente arreglar su casa y darle una mejor vida a su hija, a su esposa, a su madre y ayudar al resto de familiares, con quienes esperaba regresar.
Su hermano les había manifestado que estaba contento porque le habían notificado que sería deportado a Venezuela, pues la vida se le había hecho cuesta arriba, le había dicho que tuvo que soportar malos tratos y estaba cansado.
“Me invade la tristeza cuando me pongo a pensar cómo estará haciendo mi hijo”
Yajaira Fuenmayor, madre de Alirio, lo describió como un hombre trabajador y dedicado a su familia.
Reiteró, que su hijo decidió irse hacia los Estados Unidos con la intención de darle un mejor futuro a su familia.
Relató, que Alirio arriesgó su vida al cruzar el tapón del Darién, donde perdió toda la ropa que llevaba, quedó sin zapatos y salió descalzo de la selva con los pies hinchados y llenos de ampollas y casi se ahoga tras caer en uno de los ríos durante la travesía.
Contó, que tras esta odisea, y habiendo conseguido cruzar a los Estados Unidos, Alirio se habría quedado con unos familiares que habían llegado antes que él y le dieron alojamiento hasta que pudo mudarse de forma independiente.
El joven venezolano, según relata su madre, estaba viviendo en la ciudad de Utah, donde se dedicaba a ser Uber (taxista). Su madre dijo que él trabajaba de lunes a lunes, que se comunicaba diariamente con ella, pero ahora acumula más de dos semanas sin tener noticias del.
Yajaira, la última vez que habló con su hijo fue el 14 de marzo, lo escuchó decir,“¡Gracias a Dios ya voy a ser deportado para Venezuela!”.
Horas después, lo reconoció en uno de los videos difundidos en plataformas sociales, en el que se veía mientras lo rapaban.
Comentó, que Alirio probó suerte en Perú antes de ir al norte, allá trabajó en las minas durante casi tres años en los que vivió en ese país.
La señora Yajaira dijo a Radio Fe y Alegría Noticias que antiguos compañeros de su hijo en ese país, se comunicaron con ella y le manifestaron que ellos también harían videos para dar fe de que Alirio es un buen hombre trabajador.
“Nos están matando, nos estamos muriendo en vida”
Tanto Yaribet, como la señora Yajaira pidieron al presidente de El Salvador, Nayid Bukele, que revisen el expediente de su pariente.
Aseguran que no tiene ninguna vinculación con el Tren de Aragua y que no hay razón para que esté encerrado en una cárcel de máxima seguridad.
Yaribet exclamó entre lágrimas: “¡es algo tan feo lo que nos han hecho, más lo que le están haciendo a él, que nos están matando, nos estamos muriendo en vida, pero tenemos fe de que él va a salir de ahí!”.
La mamá de Alirio manifiesta que no tiene ganas de hacer nada, que no hace más que pensar en su hijo y rezar porque llegue el momento en el que le digan que regresará a sus brazos, mientras tanto solo desea dormir.
“Yo no tengo vida, yo solo quiero dormir y dormir, no quiero darme cuenta de nada. Porque me invade la tristeza cuando me pongo a pensar cómo estará haciendo mi hijo para dormir, para comer”, dijo.
Pidió a las autoridades salvadoreñas que investiguen, que revisen el expediente de su hijo para que se den cuenta de que es inocente. “Tengan misericordia y suelten a esos muchachos que son inocentes…”, reiteró.
Mientras tanto, el hermano mayor de Alirio, residente en Orlando, Florida, en Estados Unidos, mantiene acciones legales para intentar que liberen a su hermano pequeño.
Lo más difícil es tener que explicarle a su hija porqué papá no llama
La esposa de Alirio, Nohemí Briceño, asegura que lo engañaron al llevarlo a El Salvador, pues un juez había firmado una orden para ser deportado hacia Venezuela.

Al igual que su suegra, se comunicó con Alirio por última vez el día 14 de marzo. Al ver que pasaban las horas y los días, se reunieron preocupados pero aún esperanzados de que él llegaría en cualquier momento.
Explicó que Alirio decidió migrar porque lo que ganaba en su trabajo en Venezuela no le alcanzaba sino para comer. Después de su estancia en Perú, levantó su casa y mejoró su calidad de vida, pero creía que aún faltaba mucho por hacer.
“Él nunca ha tenido problemas con nadie, es un hombre alegre”, aseguró.
Confía en liberen a su esposo. Mientras tanto, van resolviendo la ausencia de Alirio y la ayuda que enviaba con apoyo del resto de la familia.
“No he dormido nada, pendiente de las noticias, tratando de darle aliento a su mamá, a su hija”, comentó. Para Nohemí lo más difícil es explicarle a la hija de Alirio, por qué su papá no llama. Alirio acostumbraba a hablar con ella diariamente.
Reiteró que Alirio quería regresar este año, porque consideraba preferible estar en Venezuela que soportar la xenofobia que viven los migrantes en Estados Unidos.
Insistió en que su esposo no es un criminal y espera que las autoridades hagan lo correspondiente para que pueda regresar con su familia.
¿Podrían deportar a otros venezolanos a El Salvador?
En marzo, Estados Unidos deportó a El Salvador a más de 230 venezolanos, señalándolos de pertenecer al Tren de Aragua.
La Corte Suprema estadounidense autorizó a Donald Trump, a seguir invocando una ley de 1798 para deportar personas vinculadas al Tren de Aragua.
Estos migrantes deben tener “la posibilidad de impugnar su expulsión” antes de ser deportado.
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