Espiritualidad. Martes 30 de junio de 2020.
Por Mireya Escalante.
Él siempre está
El evangelio, nos relata cuando los discípulos se sienten naufragar por la tempestad.
Al hacer la contemplación, nos sentimos igual que ellos, pero las olas y vientos son las necesidades de comida, de servicios, la amenaza de muerte y contagios con el Covid 19. Nos sentimos débiles y temerosos en esta realidad que nos golpea y no vemos ni sentimos a Jesús, lo creemos dormido.
Él nos increpa, al igual que al viento, diciéndonos que si tenemos miedo, es porque nos falta fe. No caemos en cuenta que Él siempre está.
Está en ese médico que incluso llega a morir por atender a sus pacientes. En esa mano amiga que lleva algo de comida al necesitado. En esa palabra de aliento que te dice la vecina. Es Jesús, quien cura, quien lleva comida, quien nos habla.
El llamado es para que cada uno de nosotros seamos los ojos, la boca, los oídos, las manos y el corazón de Jesús en esta tormenta, si no actuamos con la misericordia de Él, nos vamos a hundir todos. Vamos a pedirle la fe que necesitamos.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.
