El politólogo jesuita Javier Contreras, miembro del equipo de investigación del Centro Gumilla, enfatizó que tanto el ganador como el perdedor de las presidenciales de este domingo 28 de julio tienen la responsabilidad de mandar mensajes que garanticen una convivencia en paz y la reconciliación.

Asimismo, resaltó que deben insistir en la viabilidad del país y promover la conciliación para que el periodo de agosto hasta la toma de posesión en enero transcurra por los canales de la democracia y la institucionalidad.

“El gobierno, por ser el representante del Estado y detentar el poder político, tiene una responsabilidad mayor no solo de cara al resultado del 28, sino también en estos días, de mantener la ecuanimidad y garantizar los derechos de las grandes mayorías”, declaró Contreras en el programa De Primera Mano de Radio Fe y Alegría Noticias.  

Hizo hincapié en la necesidad de exigir derechos sin irregularidades ni ventajismos, promoviendo un estado de encuentro y paz bajo las condiciones mínimas de un estado democrático.

Aspecto coyuntural y estructural

El jesuita nombró dos aspectos fundamentales: uno coyuntural y otro estructural. El primero refleja el deseo de votar y recuperar el valor del voto, como lo indican las encuestas que muestran una alta intención de participación en estos comicios. 

“Es un motivo para sentirse orgulloso de la vocación democrática que se ha venido reactivando en Venezuela”, opinó. 

Mientras que el segundo aspecto es la vocación de paz del venezolano, un sentimiento de no querer seguir desgastándose en una confrontación política estéril.

“Si mezclamos la alta participación electoral con la vocación de paz, tenemos elementos para trabajar, profundizar y seguir desarrollando luego del 29 de julio”, afirmó Contreras. 

Por otro lado, señaló que el liderazgo político actual ha comenzado a dialogar con las grandes mayorías, reflejando sus anhelos y demandas. En este sentido, a dos días de las elecciones duda que cambie la intención de voto y los rostros, ya que los ciudadanos tienen su decisión tomada. 

El país demanda reconciliación 

“Solo cuando tomemos conciencia de que somos una sociedad que tiene múltiples heridas causadas en buena parte por el tema político y las derivaciones que de él han surgido, solo así podremos comenzar a sanar esas heridas”, sostuvo el politólogo jesuita. 

Contreras reiteró que la manera más adecuada y solicitada por la sociedad para sanar es a través de procesos de reconciliación nacional, reconociendo las diferencias y evitando que estas se conviertan en causas de enemistad o violencia.

Reconoció que, aunque reconciliación es un proceso difícil, es casi la única opción viable para la Venezuela de hoy. 

Consideró fundamental que los generadores de opinión y referentes de la opinión pública estén convencidos del valor de la reconciliación para poder elaborar mensajes efectivos y abrir espacios de discusión sobre el tema.

“La reconciliación no es una caricatura de pasar la página y alcanzar relaciones ideales, ni implica que todos comiencen a pensar igual. Precisamente por estas caricaturas es que la reconciliación tarda tanto en acontecer”, explicó Contreras.

Agregó que “los procesos de reconciliación, entendidos en términos políticos, han servido para lograr transiciones y para que un país pueda abrirse a nuevas posibilidades”.

Aclaró que cuando habla de transiciones no se refiere únicamente a cambios de gobierno, sino al modo en que la sociedad y quienes ejercen el poder se relacionan.

“Los procesos de reconciliación terminan siendo una manera de discernir el ejercicio del poder para que no se haga desde la opresión y la imposición, sino para que se convierta en un campo de posibilidad”, profundizó. 

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