Una Palabra Oportuna 3366

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Un espacio para caminar con Jesús

Tips para discernir la realidad
Viernes 12 de julio de 2024

Por: Antonio Pérez Esclarín

Convertirse en semilla de alegría

El filósofo francés, Jean Paul Sartre, escribió que el infierno son los otros, y ciertamente la mayor parte de los males, sufrimientos y desgracias, los causamos los seres humanos, pero también nosotros podemos ser el cielo para nosotros y para los demás, si somos capaces de superar nuestro egoísmo y nos dedicamos a servir y ayudar.

El egoísmo divide y separa, la generosidad y el servicio unen. Donde hay generosidad hay felicidad, las personas generosas son felices, los egoístas viven siempre insatisfechos, carcomidos por la ambición, la envidia, el rencor, la agresividad o los celos. La persona generosa es capaz de desprenderse y convertirse en semilla de alegría y vida, tiene el corazón vuelto a las necesidades de los otros y no solo es capaz de regalar cosas sino de regalarse a sí mismo. Regala su tiempo, su escucha, su atención, su cariño. La generosidad da paz de conciencia, permite vivir en un estado habitual de optimismo a pesar de los problemas, dibuja una sonrisa en nuestros labios e ilumina la mirada con un brillo nuevo.

A todos nos embarga una gran alegría cuando ayudamos a otros, cuando hacemos el bien, cuando somos generosos. Un adagio Hindú reza: todo lo que no se da se pierde. Triunfa en la vida quien derrota su egoísmo y se ofrece como un regalo generoso a los demás. Cada persona camina hacia su muerte llevando en sus manos solo lo que ha sido capaz de dar.

Con Tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.