Interioridad. Viernes 5 de junio de 2020.
Por Julia Aranda y voz de Alexander Medina.
Cultivar la alegría
Hemos celebrado la fiesta de Pentecostés, en medio de expectativas ante un futuro incierto, la certeza de que las cosas seguirán cambiando, la esperanza de que mejoren y angustia ante lo inesperado.
Esto debe ser una oportunidad para cultivar la alegría como actitud sanadora. Disfrutar lo que podemos hacer en nuestra casa y en nuestro entorno, compartir un juego, una película, un trabajo. Soñar las actividades que podremos reiniciar y disfrutar la posibilidad de reencontrarnos con otros que, a pesar de la “sana distancia”, estarán en nuestro retorno.
Encontrar tiempo para disfrutar un atardecer, la lluvia, las estrellas en una noche sin electricidad… Agradecer aquello que nos da esperanza y motivos. La alegría nos ayuda a reconciliarnos con la vida, se contagia y le devuelve a la gente el entusiasmo y las ganas de vivir. Hemos vivido calamidades, principalmente por la conducta de los seres humanos; sin embargo, también el hombre tiene la capacidad de estar alegre aún cuando sus circunstancias no sean las mejores.
La alegría es también una actitud, una predisposición a aceptar la realidad y entregarse a ella sin ponerse a la defensiva. Implica esperanza y confianza.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.
