Una Palabra Oportuna No. 187

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Una Palabra Oportuna

Oración de la noche. Martes 5 de mayo de 2020.

Por Javier Fuenmayor.

Finalizo el día regalándome unos minutos para serenarme, respirar profundamente y actualizar la presencia del Padre Bueno de los cielos: Aquí estoy, Señor.

Manifiesto ante Él mi más sentida gratitud por tantos dones de su generosidad en tantos detalles de la cotidianidad. Gracias, por tanto bien recibido.

Mi día lo observo desde la mirada misericordiosa del Señor. Discierno cuáles han sido aquellos momentos donde me ha hablado especialmente. Me detengo en cada uno, y traduzco, a partir de esas vivencias, el mensaje central por donde el Espíritu me ha querido llevar. Esas mociones del Buen Espíritu.

Presento al Señor mi corazón arrepentido por aquellas cosas que no hayan estado conforme a su voluntad. Quiero seguir creciendo en mi conversión.

Señor Jesús, me abandono en tu mirada y tu corazón misericordioso. Me dispongo plenamente para el descanso. Mi corazón se une a la oración del salmista: “Tú eres mi refugio y mi fortaleza, mi Dios en quien confío” (Salmo 91 (90)).

Amén.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.